sábado, 7 de agosto de 2010

Pierrot.

Tenía que ordenar unas copas. Eran tres: Una grande y dos chicas. Había que ponerlas una al lado de la otra encima de una mesa del living. Las puse... Y lo vi. Pierrot, la marioneta de cerámica que me ha asustado desde que tengo memoria (y mi querida madre la colgaba encima de mi cama) estaba al otro extremo del living, mirándome. La "cámara" hace un acercamiento dramático. Intento ignorarlo. Si logro poner el cassette de Revolver de los Beatles, todo estará bien. Me repito eso una y otra vez y corro hacia la radio, esquivando el pino de navidad y la mesita. Tomo el cassette...
La marioneta se había movido. Ya no estaba al otro lado de la pieza, si no que estaba a mi lado. Pegué un grito y eché a correr, a mi pieza. Nuevamente, Pierrot se había aparecido a mi lado. Pegué otro salto y otro grito...
Desperté. Ya entraba el sol por la ventana, mi mamá no estaba en la cama de al lado y el Billie no se veía en ninguna parte. Cerré los ojos y volví a dormir. Me pregunto qué quiere decirme mi inconsciente con esto... Será .__.

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