jueves, 18 de diciembre de 2008

El perseguidor.

"(...)
-Sí, estás tú y la marquesa, y los chicos del club. ¿Nunca hiciste el amor con la marquesa, Bruno?
-No.
-Bueno, es algo que... Pero yo te estaba hablando del métro y no sé por qué cambiamos de tema. El métro es un gran invento, Bruno. Un día empecé a sentir algo en el métro, después me olvidé... Y entonces se repitió, dos o tres días después. Y al final me di cuenta. Es fácil de explicar, sabes, pero es fácil porque en realidad no es la verdadera explicación. La verdadera explicación sencillamente no se puede explicar. Tendrías que tomar el métro y esperar a que te ocurra, aunque me parece que eso solamente me ocurre a mí. Es un poco así, mira. ¿Pero de verdad nunca hiciste el amor con la marquesa? Le tienes que pedir que te suba al taburete dorado que tiene en el rincón del dormitorio, al lado de una lámpara muy bonita, y entonces.... Bah, ya está ésa de vuelta.
Dédée entra con un bulto, y mira a Johnny.
-Tienes más fiebre. Ya telefoneé al doctor, va a venir a las diez. Dice que te quedes tranquilo.
-Bueno, de acuerdo, pero antes le voy a contar lo del métro a Bruno. El otro día me di bien cuenta de lo que pasaba. Me puse a pensar en mi vieja, después en Lan y los chicos, y claro, al momento me parecía que estaba caminando por mi barri, y veía las caras de los muchachos, los de aquel tiempo. No era pensar, me parece que ya te he dicho muchas veces que yo no pienso nunca; estoy como parado en una esquina viendo pasar lo que pienso, pero nunca pienso lo que veo. ¿Te das cuenta? Jim dice que todos somos iguales, que en general (así dice) uno no piensa por su cuenta. Pongamos que sea así, la cuestión es que yo había tomado el métro en la estación de Saint-Michel y enseguida me puse a pensar en Lan y los hicos, y a ver el barrio. Apenas me senté me puse a pensar en ellos. Pero al mismo tiempo me daba cuenta que estaba en el métro, y vi que al cabo de un minuto más o menos llegábamos a Odéon, y que la gente entraba y salía. Entonces seguí pensando en Lan y vi a mi vieja cuando volvía de hacer las compras, y empecé a verlos a todos, a estar con ellos de una manera hermosísima, como hacía mucho que no sentía. Los recuerdos son siempre un asco, pero esa vez me gustaba pensar en los chicos y verlos. Si me pongo a contarte todo lo que vi no lo vas a creer porque tendría para rato. Y eso que ahorraría detalles. Por ejemplo, para decirte una sola cosa, veía a Lan con un vestido verde que se ponía cuando iba al Club 33, donde you tocaba con Hamp. Veía el vestido con unas cintas, un moño, una especie de adorno al costado y un cuello... No al mismo tiempo, sino que en realidad me estaba paseando alrededor del vestido de Lan y lo miraba despacito. Y después miré la cara de Lan y la de los chicos, y despues me acordé de Mike que vivía en la pieza de al lado, y cómo Mike me había contado la historia de unos caballos salvajes en Colorado, y él que trabajaba en un rancho y hablaba sacando pecho como los domadores de caballos...
-Johnny -ha dicho Dédée desde su rincón.
-Fíjate que solamente te cuento un pedacito de todo lo que estaba pensando y viendo. ¿Cuánto hará que te estoy contando ese pedacito?
-No sé, pongamos que unos dos minutos.
-Pongamos unos dos minutos -remeda Johnny-. Dos minutos y te he contado un pedacito nada más. Si te contara todo lo que les vi hacer a los chicos, y cómo Hamp tocaba Save it, pretty mamma y yo escuchaba cada nota, entiendes, cada nota, y Hamp no es de los que se cansan, y si te contara que también le oí a mi vieja una oración larguísima , donde hablaba de repollos, me parece, pedía perdón por mi viejo y por mí, y decía algo de unos repollos... Bueno, si te contara en detalle todo eso, pasarían más de dos minutos, ¿eh, Bruno?
-Si realmente escuchaste y viste todo eso, pasaría un buen cuarto de hora -le he dicho, riéndome.
-Pasaría un buen cuarto de hora, eh, Bruno. Entonces me vas a decir cómo puede ser que de repente siento que el métro se para y yo me salgo de mi vieja y Lan y todo aquello, y veo que estamos en Saint Germain-des-Prés, que queda justo a un minuto y medio de Odeón."
El perseguidor - Julio Cortázar.



Y como que a uno eso mismo le pasa en la micro (y los que tienen métro también, pero acá no hay, así que digo micro xD). No con tanto detalle, pero igual. Y es como raro porque a veces uno se empieza a reír y el que va sentado al lado, detrás o delante tuyo queda mirándote raro, pero no importa, porque el recuerdo es divertido _)
What else? :emm: Ehh... Ahora todo bien (: Necesito unas cuantas horas de sueño más, pero todo bien. Gracias a los preocupados (Tamy y Marco (y)) y... eso xD

No hay comentarios: