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martes, 21 de febrero de 2012

Vacaciones - Parte 2

El miércoles por la tarde fue el cumpleaños de mi madre... Pero no la pude celebrar mucho más de lo que ya lo habíamos hecho en la noche anterior, junto al cumpleaños de mi tío, puesto que esa tarde debía partir a Santa Juana, para juntarme con mis tíos en su campo, y de ahí irnos a acampar a un lugar cuyo nombre no recordaba, pero sabía que empezaba con I. Así que en la tarde armé la mochila, la bolsa con cosas varias que ya no cabían en ninguna parte y me subí a la camioneta, para que mi tata me llevara al terminal de micros que van a Santa Juana. Saqué pasaje a las 19:45 (ya eran las 19:20), y esperé con mi tata...
A las 19:30 llegó una micro. Me subí, y vi a un tipo en mi asiento. Disculpe, yo pagué por ese. ¿En el bus de las 19:30? ¿Acaso no es el mismo que el de las 19:45? No. Oh, chofer, disculpe, me equivoqué de micro, ¿me devuelve el boleto? Muchas gracias, perdón la molestia, mi tata aún me esperaba, menos mal. A las 19:43 llegó la micro correcta, chao tata, hola chofer, bus de las 19:45? Ah, ya, no me quiero equivocar otra vez, tome, muchas gracias. Asiento número cinco, ventana. Al lado mío, iba una señora con su guagua, que, por suerte, no lloró. Me acomodé, puse bien los audífonos, cerré los ojos poco después de haber cruzado el puente.
Dormí. Según yo, fueron sólo diez, a lo más quince minutos. Había pasado una hora y ya estaba en Santa Juana. Me bajé cuando ya no quedaba nadie, en la plaza... Pensé en llamar a mi tía, pero no hizo falta, mis primos agitaban los brazos, ya estaban esperándome. Metimos todo en el auto, y nos dirigimos al campo.
Esa tarde-noche, intenté enseñarle Carioca a los niños con su abuela paterna. Fiasco, se aburrieron a los dos tríos. Tomamos pisco sour (primero del comprado, y luego un sorbo del hecho por mi tío), y luego a la cama. Mis primos querían que durmiera en la pieza de ellos. Mis tíos dijeron que durmiera en la cama del Lu. La Emi se quejó de que nunca nadie duerme en su cama. De acuerdo, Emi, duermo contigo. Vimos un poco de Rango, con una luz prendida que me llegaba a los ojos, y una almohada muy alta, y poco espacio. Lu se durmió. Lalo, el padre de los niños, apagó el computador, pero no la luz, porque la Emi la quería prendida. Pasa el rato, y mi tío vuelve, apaga la luz, y se va a acostar. Me dan ganas de ir al baño, así que me paré, y fui... cuando volví, la Emi se había acomodado de tal forma que ya no cabía en la cama. Bostezando, me fui al living/comedor, y me tiré en uno de los catres, donde me tapé con lo primero que pillé, en eso llegó mi tía. Le expliqué mi situación, me ayudó a taparme, buenas noches, y a dormir.
Al día siguiente, despertamos temprano. Desayunamos, nos vestimos y luego nos subimos al jeep, que iba cargado a más no poder, pero no sin antes saludar a los amigos de mis tíos que nos acompañarían en el viaje, el Marco, la Cecilia y sus hijos, la Martina y el Matías. Dato curioso: La niña es la mayor, y el niño el menor, tal como pasa con mis primos. En fin, ellos se subieron a su camioneta (que llenamos con más cosas nuestras), nosotros al jeep, y partimos, rumbo al sur, a la Laguna Icalma, a eso de las... 10? Bueno, salimos temprano. Primer error: Sentarme al medio de mis dos primos. Comprenderán que no fue un viaje tranquilo, y que no dormí todo lo que me habría gustado, pero bueno, el paisaje valía la pena. Hacia el final del camino, había un túnel, de unos cinco kilómetros, el Túnel las Raíces. Tomé unas fotos interesantes ahí, mientras a mis tíos les daba claustrofobia leve y mis primos no sabían si disfrutar el túnel o asustarse por la oscuridad. Luego vino un largo camino con curvas y en altura (y el Luciano escondido en mis piernas), hecho de ripio y, finalmente, llegamos a Icalma. Había un paso a Argentina, pero lo pasamos de largo por ese día, y continuamos el trayecto hacia el camping en el que íbamos a quedarnos. Cobraban por carpa, así que el plan era no armar la mía hasta bien entrada a la noche, o algo así. Al final, la armaron, y, con la excusa de que era para las cosas de los niños, el dueño no la cobró (aunque creo que era más que obvio que él sabía que era para alguien que sí iba a usarla). Los niños jugaron en el lugar. Con mi tía fuimos a comprar cervezas en el negocio que había a la entrada (Corona, una cerveza bebible, algo es algo). Con la Emi nos comimos unos tallarines, y luego los niños fueron a bañarse a la Laguna. Por flojera, sólo me puse la parte de abajo del traje de baño, con la intención de "meter sólo los pies". Obviamente, me mojé bastante, pero no hasta arriba. De vuelta a nuestro lugar del camping, comimos, conversamos, bebimos pisco sour. A eso de las 8 daban la luz, y a las 11-12 nos fuimos a acostar (tras perder por poquísimo una partida de Scrabble contra el Lalo). Yo tenía carpa para mí sola, así que me metí en mi saco, saqué los audífonos y escuché música, retomando, finalmente, Rayuela. Lo que no tenía en cuenta, era que el viento que había era mucho y terriblemente frío. Tenía un saco de dormir más delgado puesto a modo de colchoneta, pero decidí meterme dentro de ese saco, ponerme las calcetas que me había prestado mi tía, meter ese saco dentro del saco térmico original, y ahí dejar que el calor se acumulara. Escribí un poco, leí otro poco, apagué la luz y a dormir... O a intentarlo, ya que habían unos tipos teniendo el carrete del siglo (o eso parecían creer) a nuestro lado, gritándose y demás. Borrachos.
Día dos del campamento, viernes. Nos levantamos, vimos una mesa llena de botellas vacías, y desayunamos. Felicito a mis tíos por su aniversario de matrimonio. Mi prima grita "Es el cumpleaños de Billie Joe!". Reímos. Terminamos el desayuno y decidimos ir a la aduana a averiguar lo del cruce, para caminar hasta el otro lado. Yo sólo tenía que llevar carné, mis tíos tenían los carnés de ellos y de los niños, y el Marco y la Cecilia tenían los carnés de sus hijos. El problema fue que pedían la libreta familiar para cruzar a los niños, y sólo mis tíos la tenían, y la tenían en el auto, en el camping (que quedaba cerquísima, pero igual). Así que al final decidimos no pasar. Mi interés en ese lado de la Argentina era que había un lago llamado "Aluminé", que es el apellido de una amiga de Argentina, y quería tomarle una foto, pero bueno, si no cruzábamos, no era el fin del mundo. Decidí ir el otro día por las mías si andaba de ánimos, y nos dedicamos a recorrer el cementerio del lugar (me sigue perturbando el hecho de que las tumbas fueran montículos, como si los cuerpos estuvieran ahí mismo, a no más de 10 centímetros de profundidad), y nos devolvimos al camping. El Lalo y el Marco fueron con el Lu, la Martina y el Matías a subir un cerro. La Emi andaba un poco con las mañas, así que nos devolvimos al camping. Estuvimos un rato en la playa de la laguna, mientras la Cecilia dormía siesta. Vimos cómo llegaban a la cima del cerro que escalaban los demás (estaban al lado), y los vimos bajar; llegaron justo a la playa, y se metieron al agua. Había harto viento, así que no me tentó la idea de meterme al agua, que no era tan fría, pero.. No.
De vuelta a nuestro lado del camping, a almorzar. El viento empieza a aumentar. Los bochincheros se van, celebramos. Niños al agua, tomar fotos con la super cámara (nota mental: revelar rollo), salir a recorrer nuevamente. Estaban armando una feria costumbrista. Tomé nota de comprar un llavero después, cuando ya estuvieran bien instalados y hubiese inaugurado. Más fotos. De vuelta al camping, el viento continúa. Pusieron, además del toldo, un coso cuyo nombre no recuerdo, para que no llegaran tantas piedritas. El Marco y el Lalo empezaron a hacer el fuego, para poder hacer el asado prometido (había que celebrar el aniversario de boda de mis tíos, no?)...
Y se pone a chispear. Y a chispear más. De pronto, está lloviendo... Es mucha agua, y fría... Los niños del Marco y la Cecilia se refugian en su carpa, junto a la Cecilia. Mis primos y mi tía hacen lo mismo en su carpa. Yo me meto a la mía. Obligada a leer Rayuela, a la luz de la lámpara. Fuera de la carpa, mi primo salió, a salvo con un gorro, botas y parka, contándonos cómo hacían canaletas en el exterior, y cómo caía el agua. Eran como las siete  de la tarde, y no pudimos salir hasta un buen rato después. Café, mi tía me pasó un coso de pan de molde, que tiré al interior de mi carpa, en caso de que hiciera hambre a mitad de la noche. Habíamos decidido irnos a duchar en ese momento, pero preferimos posponerlo hasta la mañana siguiente. Pisco sour para mí y mi tía, enguindado para el Marco, y no sé quién más tomó eso. Los niños asaron malvaviscos, y creo que eso fue lo que más sufrieron, que no les gustó cómo quedaron. Una sopa para el frío. Empieza a chispear de nuevo. Me metí a la carpa, prendí la lámpara, sequé lo que se mojó al abrir la carpa, y me acomodé. Ya eran como las diez u once. Me puse pijama, comí un pan, leyendo Rayuela. Luego me dediqué a escuchar canciones de los Foo Fighters y a intentar transcribir la letra (no quiero revisarlas, mi autoestima morirá (?)). Escribí un poco, y me acomodé en el saco, al igual que la noche anterior, segura de que habría menos boche que la noche anterior.
Error. Los nuevos eran igual de ruidosos. En medio de la lluvia, empezaron a apostar sobre quién se tiraba a la laguna. Al rato, con gritos, se fueron. Silencio. Me acomodo... Vuelven gritando de frío, sigue el boche, me doy cuenta que tengo que ir al baño. Lástima, aún llueve, me duermo.
Desperté de nuevo como a las 7:30, aún con ganas de ir al baño. La lluvia había cesado. Estuve un buen rato esperando a ver si volvía a llover, y no lo hizo, así que me puse el polerón y un par de zapatillas y salí de mi carpa, para ir al baño, que no quedaba lejos. Fui, salí y había una señora yendo. La saludé con una sonrisa, y me devolví a mi carpa, cuidando de no hacer mucho ruido para que mis acompañantes no se despertaran por el sonido del cierre de la carpa del centro abriéndose. Sequé la carpa, que se había vuelto a mojar al abrir. Me di cuenta que los pies de mi saco estaban mojados, porque había tocado el borde. Daba igual, tenía otro saco dentro, así que no sentí nada, y ni siquiera se pasó al interior. Me metí a los sacos, me saqué el polerón, me comí otro pan, me acomodé y, al tiempo que empezaba a llover de nuevo (¿se habría alcanzado a refugiar la señora del baño?), me dormí.
Desperté al par de horas. Con mi tía fuimos a las duchas, aprovechando que no llovía de nuevo. El agua estaba helada, y mi prima, que nos acompañó al baño, se reía de nuestros gritos desde el interior de nuestros respectivos cubículos. Bueno, igual rico tener el pelo limpio. Salimos, me vestí en la carpa, y luego salí a desayunar, para ver cómo los adultos continuaban la conversación de la noche anterior, respecto a dónde ir. ¿Pedían una cabaña? ¿Nos íbamos a otra parte? Podríamos ir a las termas... Al final, decidieron que lo mejor sería irnos, pasar a Lautaro, saludar a mi tía-abuela Sonia, a mi bisabuela Emilia y a mi... asumo que tía o prima, Alejandra. Terminamos el desayuno y empezamos a guardar todo, al tiempo que comenzaba una lluvia, que, rápidamente, se volvió torrencial. Me escondí con mis primos en su carpa un rato, pasándole cosas a mi tía. Al final, nos fuimos al jeep, y ahí esperamos el partir. Echamos bencina en Melipeuco (el camino estaba mucho mejor de ese lado), bajé a tomar fotos ahí, y luego proseguimos el camino hasta Lautaro, al cual llegamos como a las 2. Sorpresa general de vernos. La Tía Sonia no me reconoció, no me veía hace años. La abuelita Emilia estaba feliz. Almorzamos (primer día de la semana que no comía tallarines, sino que arroz... con 40 vienesas), nos tomamos fotos, vimos fotos, y luego nos despedimos, para subirnos al jeep nuevamente, a eso de las 5:30. Esta vez, yo iba en la ventana derecha, el Lu iba al medio, y la Emi en la ventana izquierda. Me acomodé contra la ventana, el Lu se acomodó en mi hombro, y dormimos. Él durmió más que yo, claro.
Continuamos viajando hacia el norte de la región. En Victoria mi tío le echó más bencina al auto, ya que sí estaba a un precio decente, y, tras un largo viaje (ya eran como las 8:30 cuando llegamos), nos bajamos del vehículo, en el campo, en Santa Juana. Finalmente, hicieron el asado que tanto querían, el Roberto (padre del Lalo, abuelo de los niños) tocó guitarra y nos conversó un rato, la Gigi (madre del lalo, abuela de los niños) se fue temprano, la Cecilia y el Marco se fueron a dormir en la casa de ellos (al lado), los cuatro niños durmieron en la pieza de mis primos (mentira, la Emi durmió con mis tíos), viendo Rango, y yo dormí en un catre diferente, agradeciendo la colchoneta de soporte que tenía, leyendo Rayuela. Me dormí apenas cerré el libro.
Último día, domingo. Desperté temprano. Desayuné con mi tía y mi prima, luego se nos fueron uniendo las otras gentes. Me levanté. Leí Rayuela. Toqué guitarra (las había llevado al campo, con la intención de llevarlas al camping, y aprovechar de enseñarle un poco a la Emi, pero por motivos de espacio, se quedaron  en Santa Juana), y, a eso de mediodía, llegaron mis tatas con mi madre, a almorzar, para luego irnos a la casa. Almorzamos todos juntos, los niños fueron a la piscina, conversé a la orilla con mi tía y mi madre, luego me conseguí una bicicleta y tomé la cámara, para ir a tomarle la anhelada foto al cartel de "Se provide la dentrá a este predio", que está a un par de parcelas de distancia. Claro que la bici tenía el asiento bajo y los pedales más duros de lo que recordaba en las bicicletas, así que la dejé abandonada antes de llegar al portón de la parcela en la que estábamos, e hice el resto del trayecto caminando. Llegué al cartel, y había un hombre sacando verduras. Oh, oh, dueño del fundo o trabajador de él, no era buena idea que me viera tomándole fotos a su cartel más escrito. Tomé un par de fotos más allá del camino, y no me devolví hasta que vi cómo el hombre se iba en su bicicleta con carrito, el cual llevaba lleno de verduras. Le incliné la cabeza, y me saludó con un "hola niña". Llegué al cartel, y le tomé la bendita foto (nota mental dos: realmente debes revelar ese rollo). Caminé hasta la parcela en la que estábamos, recogí la bici y la llevé hasta el campo. Le conté la aventura a mi tía, y decidí meterme a la piscina. Dejé la bici cerca de donde la había sacado, me cambié a traje de baño, y me sumergí un rato en el agua. Al poco rato, me salí, intenté hacer sudokus (el nivel fácil estaba mal hecho, ya que tenía dos 3 en la misma fila, y el nivel difícil estaba... bueno, difícil), luego me fui a la casa, me cambié de ropa, tomamos once y, al rato, nos fuimos. Me despedí de todos, echamos mis cosas a la camioneta, y nos subimos, para dirigirnos de vuelta a Chiguayante.
En general, la pasé bien. Lo único malo fue la lluvia, que nos acortó el viaje, pero igual, fue una linda experiencia (ahora puedo decir que acampé con lluvia en una carpa sin súper tela especial encima!), y que ahora me duele la espalda y un brazo (espero que ese dolor se me quite esta noche), pero todo lo demás estuvo genial, y eso incluye la gente y los paisajes. Y bueno, queda pendiente el cruce a la cordillera, pero ahí planeo ir un poco más el norte y hacia la costa Atlántica, por ahí en Buenos Aires :)
Y me iré a dormir, después de una entrada gigante. Quedan 3 semanas para entrar a clases!

viernes, 13 de enero de 2012

"Si está tan loca como dice, ¡guárdaselos tú!"

Bueno, hoy día desperté poco antes de las 12. Recordé que darían Casi Famosos a las 12:15, así que decidí levantarme tarde, ya que mi mamá no me había llamado por teléfono a hacer trámites, como dijo que haría de hacer falta. Así que bajé, me hice mi café con leche, subí un pan, me volví a meter a la cama, prendí la tele y el PC. Vi quince minutos de los Mythbusters y luego vi Casi Famosos... Todo estaba bien...
Hasta que a la una y cuarto mi abuela me pregunta por qué no había ido al DAEM.
Revisé el celular... No, ninguna llamada perdida de mi mamá. ¿Qué diantres tenía que hacer en el DAEM?
"Tienes que ir a buscar unas colillas de pago de tu mamá. Apúrate, que cierran a las 2."
Y el Registro Civil, probablemente, igual cierra a esa hora...
Corriendo, bajé, me vestí y partí la caminata al DAEM, que queda, por fortuna, en la cuadra siguiente hacia la derecha de mi casa. Caminé rápido y, de inmediato, supe que el no echarme bloqueador había sido un gran error. En fin, llegué antes de la 1 y media... Pero no tenía en cuenta que tenía que sobrevivir toda la burocracia primero. Entré, me dijeron donde ir, caminé por el pasillo, a la izquierda, crucé el patio, la escalera, entré a una sala, no, la de al lado. Ah, bueno, dile al que está al lado que lo imprima. Bajar la escalera, cruzar el patio, cruzar el pasillo, ¿me pueden fotocopiar esto? Esperar un rato, 13:28, comenzar a entrar en pánico, recibir las fotocopias, volver a cruzar el pasillo, el patio, la escalera, segunda sala. "Dile a tu mamá que no le podemos sacar los papeles cada vez que quiera". "Dijo que le dijera que usted sabe que está loca". "Bueno, si está tan loca como dice, guárdaselos tú". "Gracias... Cierto, sabe a qué hora cierra el Registro Civil?" Y con cara de "imposible que llegues", me responde que a las 2.
Bueno, aún hacía calor cuando salí del DAEM, así que caminar rápido a mi casa fue algo doloroso. Entré, dejé los papeles en el escritorio, revisé que aún tuviera los 700 pesos en el bolsillo, y fui a la cocina a tomar agua antes de salir de nuevo. Cuando volví a la calle, ahora en dirección a la izquierda de mi casa, ya eran las 13:48. Tenía una idea de dónde estaba ubicado el Registro, pero no estaba del todo segura. Así que simplemente caminé hasta que llegué a una plaza, donde vi un cartel que decía que hacia dentro estaba el Registro. Y caminé. Y caminé. Y apenas vi a la distancia el cartel de la casa exacta, eché a correr. Entré, a las 13:53 cansada, y saqué número. Fila equivocada, esa era para sacar carné. Saqué número, justo cuando decidieron sacar el coso, para que no llegara más gente. Y me tocó.
"Certificado de nacimiento con observaciones, que diga que no soy reconocida por el padre..."
Resulta que eso ya no existe. Así que había corrido de más. Genial. Volví a mi casa, caminando lento. Llegué, me duché, me cambié la polera. Me sequé el pelo, y a almorzar.
Estábamos a mitad del almuerzo, cuando a mi abuela le dolió mucho el pie, de la nada. Para evitar que se parara, me dediqué a servir yo los platos de ñoquis de ella y mi tata. Luego, la obligué a acostarse, y me dediqué a lavar la loza... Lo que no tenía en cuenta, era que el lavaplatos (y la cocina en general) era un desastre. Pero bueno, lavé, recordando el porqué usualmente no lo hacía: El lavaplatos me queda chico, generando un ligero dolor de espalda. Fui a ver a la abuela, vi que estaba mejor, y, sintiendo un súbito antojo de jugo de limón, fui al super a comprar. Sólo había sin azúcar, lo compré igual, volví, hice el jugo, me serví, subí a mi pieza y, al fin, me senté. Y ahora estoy en una especie de coma, cansada.
La adultez apesta.

domingo, 23 de octubre de 2011

¿Comida para gato a granel?

Anoche le di al Billie la nada de comida que le quedaba. Obviamente, el goloso de mi gato se la comió toda de una, y a las 7AM estaba quejándose de hambre. Así que le serví cereal, y recibí la orden de ir a comprarle comida apenas me levantara. Claro que, por una suma de motivos, terminé por levantarme a las 17:30, y a salir de la casa a las 18:30. Mi objetivo: El Arca de Noé (local que vende comida para mascotas, a unas 3 cuadras grandes) y el Unimarc (dos cuadras más allá). Así que me sequé un poco el pelo, me puse el chaleco, tomé la plata y el celular, y partí.
Como no tenía nada que hacer, pude haberme ido caminando lento... Pero la culpa de que mi pobre gato estuviera famélico me apuraba, así que llegué un tanto acalorada al localcito de comida... Pero había un pequeño problema: Al estar basado en una sociedad amparada por la iglesia católica, Chile es un país extremadamente flojo en cuanto trabajar los domingos... Por lo que no era de sorprenderme que una tienda chica como esa estuviera cerrada. Maldición. Ahí vendían la comida para gato a granel, pero, al estar cerrada, no me quedaba opción que ir al Bigger y comprar un paquete entero. Pero no, aún no, me quedaba el CatChorros, otra tienda al lado de mi casa, que no tiene la comida que le compramos siempre al Billie, pero serviría por ahora.
Así que, con esa información tranquilizando mi cabeza, llamé a mi mamá, mientras caminaba hacia el Unimarc, ya que tenía que comprar la hamburguesa para mi colación y la hamburguesa para mi cena. No conozco bien ese super, así que me costó un poco encontrar las carnes. Una de pollo para la colación, y una de vacuno para la cena, ñam, recorrí un poco más, me compré un yogurth, un 1+1 (esos que vienen con cereal), y, sin más, me dirigí a la caja.
Al contrario del Bigger, aquí las cajeras no me conocen y no me responden el saludo tan bien. Igual me tocó una simpática. Pasé las cosas y me preguntó el RUT. Le dije que no tenía cuenta, así que saqué la luca, ya que la caja mostraba $992. Sin embargo, cuando dije que no, cambió a más de mil pesos.
CAJERA: Si me das el RUT, te queda en el otro precio.
YO: Pero no tengo cuenta....
CAJERA: No importa.
YO: Bueno... (Le doy el RUT, lo escribe y veo que donde decía "Club Soprole" ahora dice "Club Unimarc) ¿Ahora soy del Club? ._.
CAJERA: Síp.
No me quedó claro eso, pero... Me ahorré plata, yay :D
En fin, pagué y me llamó mi mamá, pidiendo jugo de naranja. Cuando ya había pagado. Genial. Se me había ocurrido comprar, pero no lo hice, porque no sabía si con las 4 lucas que me había pasado mi mamá alcanzaba todo. Realmente genial. Decidí comprarle comida al Billie en alguna parte y, si quedaba plata, comprarle jugo a mi madre.Así que caminé. Caché que en el Sapofrut vendían Whiskas. Pero esa no le gusta a mi gato, mejor voy al catchorros... Seguí caminando...
Cerrado. Damn. Me devolví dos cuadras y entré al Sapofrut.
YO: La comida para gato la venden a granel, ¿verdad?
VENDEDORA: Sí, cuál quieres?
YO: Esa de ahí, $500.
VENDEDORA: ¿Quinientos? Bueno.
Así que sacó, pesó y pagué. Me sobraban más de mil pesos, así que me alcanzaba para un bendito jugo de naranja. Pero no pasé directo al Bigger, si no que pasé por mi casa primero. Entré, acalorada aún, dejé las compras del super en el refri y llamé a mi gato. Vacié la bolsa de comida en el jarrón donde guardamos la comida de gato, y le serví. Se puso a comer, contento y todo. Feliz de que estuviera él feliz, fui al super, donde, según mi mamá, no quedaba jugo de naranja. Wrong. Pillé como 4 botellas. Compré una (la que no estaba abollada, obviamente). Me crucé con unos tipos que andaban tocando guitarra (era bonita la guitarra, y creo que eran los mismos tipos que andaban en monociclo un par de cuadras antes), fui a la caja, pagué, crucé la calle, entré a mi casa, saqué un vaso, llevé el jugo a la pieza, me senté en mi cama y me serví un vaso, pensando en que la caminata había sido productiva. Como de costumbre, no había pensado mucho, pero había bastado: Ideas en mente. Creo que puedo escribir.
Y con esto me disculpo por no haber cumplido con lo de una entrada, un día. Esta es mi última semana de la media, mi última semana de colegio, y para siempre. Así que creo que habrá material para entradas :)
Sting, sting!

jueves, 17 de febrero de 2011

Para qué mierda Chiguayante necesita tantos correos...

12:55PM (aprox). Desperté, tras haber dormido unas ocho horas y media. Recordé que era 17 de febrero, es decir, el cumpleaños de Billie Joe. Junta del fan club a celebrar, para eso tenía que salir de la casa a las cuatro. La raja, tenía libre hasta esa hora... Iba a desayunar, ver un poco del capítulo viejo de Lost que dieran en la tele, iba a levantarme, almorzar, escribir, grabar un DVD que tenía que vender y de ahí al centro. Perfecto, un día no tan movido....
Hasta que mi mamá se dio cuenta que estaba despierta, y me dijo que me había llegado un paquete de Argentina, y que tenía que ir a buscarlo al correo, entre tres y cuatro, que es cuando está abierto.
¿Qué? ¿Encomienda de Argentina? ¿Para mí? Ok, alguno de mis amigos debe haber mandado algo, ¿pero quién? Ninguno tenía la dirección ni nada... A mi mamá se le ocurrió que podía ser un compilado de cuentos de un concurso en el que había ganado hace tiempo, pero no, ellos tenían bien la dirección, no como el paquete, que fue enviado a otra dirección, y por eso no había llegado a la casa con el cartero... Ah, y ya iban a almorzar, así que cagó la idea de levantarme antes del almuerzo.
En fin, almorzamos, todos preguntándonos qué sería el paquete y quién lo habría enviado. Luego hablamos de qué hacer en caso de que hubiera un cataclismo y yo estuviera en el centro, y, tras terminar de comer, entré un poco al computador, a ver si había pasado algo interesante. Claro, todo lleno de fotos de BJ por su cumpleaños, y yo aún no la hago. Creo que ya no la haré. O quizás sí. Pero más tarde... También estaba lleno de entradas para felicitarlo, cosa que no me veo capaz de hacer, porque nunca se me ocurre qué mierda escribirle, y sé que nunca lo leerá... El punto es que me levanté, dejé grabando el DVD y a las 3:20 salí al correo. Hacía calor, así que fui en micro (queda a 10 minutos caminando), bajé, crucé la calle, entré y, finalmente, tras una corta espera, me atendieron.
YO: Hola, me llamaron por una encomienda desde Argentina....
TIPO: ¿Desde Argentina? No, no hay nada internacional... ¿Segura que fuimos nosotros y no Chile-Express?
YO: No...
TIPO: Mejor anda al lado a preguntar, y me avisas.
Ok, el misterio del paquete no iba a resolverse tan rápido. Fui al lado...
YO: Hola, me llamaron por teléfono por una encomienda desde Argentina....
TIPA: ¿A nombre de quién?
YO: Amanda Valenzuela
TIPA: (revisa el computador) No... No hay nada acá... Deja revisar los paquetes... (revisa) Nada. ¿Qué venía en el paquete?
YO: No lo sé .__. Es que me llamaron por teléfono diciéndome que había llegado un paquete y que estaba mal la dirección, así que el cartero no lo pudo entregar, y que lo tenía que venir a buscar....
TIPA: ¿Cartero? Entonces fueron los del Correo de Chile, no nosotros...
Un tanto molesta porque me tuvieran de un lado a otro, me devolví al correo.
TIPO: ¿Y?
YO: No, no eran ellos. Es que me llamaron diciendo que había un paquete, y que el cartero no lo pudo entregar porqu....
TIPO: ¡Ah, entonces tienes que ir a la otra oficina, porque esto es sólo comercial, nada de carteros!
(¿Hay otra oficina?)
YO:  Ah, gracias... ¿Dónde está la otra oficina?
TIPO: Prat, 158 (Se da cuenta que estoy media perdida). Cruzas la calle, caminas hasta el Juzgado de Garantía, ahí doblas a la derecha y buscas el edificio rojo frente al Colegio Santa Inés.
YO: Oka, gracias
Y empiezo a caminar. El sol quemaba como nunca, y yo andaba sin bloqueador, ya que planeaba llegar, retirar mi paquete y devolverme a la casa en micro, sin exponerme al sol por más de tres minutos. En fin, caminé, llegué al juzgado y, en la esquina de la segunda cuadra de la calle, estaba la oficina. Entré.
YO: (acalorada, roja, traspirada y sin aire) Hola, me llamaron por teléfono por una encomienda desde Argentina....
TIPO: Sí, espera un poco... (Se queda un buen rato tipeando, y conversando con otro de los que estaban ahí trabajando respecto a mandar unas cartas mañana en vez de hoy, para que no estuvieran tan cargados. En todo ese rato, yo pensé en lo fome que era el trabajar en un correo, me pregunté qué se estudiaba para eso, y me reí un poco al reconocer la canción que sonaba en la radio como una que la Romi Filippi siempre canta)... ¿A nombre de quién?
YO: Amanda Valenzuela
TIPO: (Revisa entre un montón de paquetes) ¿Argentina? Sí, tiene que ser este, en Argentina usan estas cajas... (Saca una caja que es azul, amarilla y roja, mucho más lindas que las cajas cafés y fomes que habían) ¿Carné, por favor?
Le pasé el carné, llenó un formulario, me devolvió el carné y, finlamente, recibí mi paquete. Tuve que contener la risa al leer el remitente:
Ok, creo que aquí necesitan un poco de contexto: A fines del 2009 finalmente me compré Dookie, y, con eso, completé mi discografía de Green Day... el problema vino cuando, el 27 de febrero del año pasado, hubo un terremoto (8.8, no sé si lo recuerdan), y, con este, se me cayeron muchos discos, quedando dos rayados sin arreglo: Insomniac... Y Dookie. Por ello, Romi Farrán y Renacuajo (dos miembros de la GDH) me dijeron, hace mucho tiempo, que me iban a regalar Dookie, cosa que yo les dije que no lo hicieran, y que tampoco creí que fueran a hacer... Fin del contexto, de vuelta a la historia: El paquete decía que contenía un compact disc musical (que asumí era el Dookie), un Rollo con dibujo (supuse que una carta o algo) y una escultura chica (... ¿habrán hecho algo de greda?). Con una sonrisa por la situación, comencé el camino a mi casa. Iba a tomar una micro, pero pasó una y es LA micro que no me sirve, ya que me deja al otro lado de la línea del tren... Así que caminé... Y caminé... Moría de calor, iba caminando rápido porque quería llegar y abrir el paquete de una vez... Además, entre tantas vueltas de un lado a otro, ya eran más de las cuatro, y yo tenía que salir, a más tardar, a las cuatro y cuarto, para llegar a tiempo al fan club... Llegué a la casa, y fui al comedor, con mi mamá y mi abuela, que estaban más intrigadas que yo por saber qué había en el paquete. Lo abrí...
Lo primero que saqué fue una piedra, que tenía pegado un papel que decía "Jennifer" No pude contener más la risa: Jennifer era la piedra amiga de Tré en una historia comunitaria que escribíamos en la GDH... Y la carta me explicaba que me habían mandado esto Renacuajo y Romi, y que le mandaban algo más a la Ale y que escribiera Nimrod de una vez, cosa que haré apenas vea un capítulo más de Lost con mi madre. Mi mamá me preguntó por qué una piedra, y por qué Jennifer, y le dije que no importaba cuánto explicara, no sería capaz de entenderme... Luego saqué un papel enrollado (el rollo con dibujo), que decía "PARA ALE". De copuchenta que soy, lo saqué y lo vi: Dos fotos de Snape impresas. Volví a reírme. Finalmente, saqué un paquete de regalo chico, con forma cuadrada. Lo abrí: Dookie, nuevo, intacto, perfecto. Aún sonriendo, revisé la hora....
16:23. FUCK. Guardé todo en la caja (reté a mi mamá que quería quedarse con las estampillas), la dejé encima de la cama, fui al baño y salí al Fan Club, donde la pasamos muy bien celebrando el cumpleaños de Billie Joe como si fuera un cumpleaños de verdad. Pero eso no importa: GRACIAS RENACUAJO. GRACIAS ROMI. SE PASARON, LES MANDARÉ UN ALTAR UN DÍA DE ESTOS, QUE TAMBIÉN TARDARÁ UN MES EN LLEGAR, PERO DA IGUAL. LOS AMO, SON LO MEJOR *---*

viernes, 28 de enero de 2011

Hard night's night.

Ayer, miércoles 26 de enero (porque para mí sigue siendo jueves), vinieron los Mosso, que son unos amigos con quienes me relaciono como primos, ya que nos conocemos de toda la vida. Tras cenar todos (y con "todos" me refiero realmente a todos... mi mamá, sus papás, mis tatas, mis tíos, mis primos, nosotros 3), nos pusimos a jugar Warcraft...
Y así nos dieron las 7:23 AM del jueves.Ok, hora de acostarme. Buenas noches, Gaspar... Usa una frazada, la toalla es muy flaite. Buenas noches, Andrés, no te quedes mucho rato en el PC... Y bajé a la pieza de mi mamá. Mi cama sigue armada por si acaso, sin sábanas, y en ella dormía mi mamá en un saco de dormir, ya que en su cama dormían los padres del Gaspar y el Andrés. Me puse pijama, tomé el saco de dormir que me tocaba y me las arreglé para caber en la cama de una plaza junto a mi madre. Para cuando me dormí, ya eran alrededor de las 8.
Desperté a eso de las 12. Tras quedarme un buen rato mirando la nada, me puse a ver Lost con el Gaspar, quien aún estaba bastante adormecido. Luego él se levantó y yo me levanté, para luego almorzar, despertar al Andrés, acompañarlo a almorzar, jugar calabozos y dragones (una versión simplificada pero divertida y comprensible) e irnos. Ellos debían volver a su casa y yo tenía que ir al centro.
Llegamos a su paradero en San Martín con Pratt a las 16:15. Yo tenía que juntarme con mis amigas a las 16:30, por lo que me bajé con ellos, los dejé en su micro y caminé a la plaza, para hacer tiempo. Pasé a Audiomusic, a ver cuánto costaban los cables para guitarra (no olvidar: $5.990), llegué a la plaza y, al poco rato, llegó la Romi, seguida de la Ale, la Vale y, finalmente, la Caro. Fuimos a la feria Artesanal del Parque Ecuador, se fue la Vale, llegó el Pedro (pololo de la Romi), fuimos al Assuan a comer papas, luego fuimos a la casa del Pedro, luego al Pueblito, luego nos íbamos...
Y nos encontramos con Lorenzo y sus amigos xD Y después nos encontramos con amigos del Pedro. Y al final éramos un grupo bastante grande caminando hacia el lugar donde la Ale toma su colectivo. La dejamos, y luego nos fuimos a tomar micro la Caro, la Romi y yo, así que nos despedimos de todos y subimos (yo despidiéndome desde la puerta, bien). La Romi se bajó en su casa y la Caro y yo segiumos hasta la mía. Llegamos pasadas las 21:45. Había dormido 4 horas, había recorrido todo Concepción, y moría de sueño. Así que con la Caro vimos gLee, computeamos un rato y luego se fue. Yo debía subir capítulo hoy, pero el sueño me la ganó, y fui incapaz de terminarlo. Avancé un pco en la mini-biografía de Green Day que tengo que hacer, though. Y ahora son las 2AM (¿cuándo pasó tan rápido la hora?), y me voy a dormir al fin. Buenas noches.

viernes, 14 de enero de 2011

Hard day's night.

Anoche me quedé hasta las 3AM en el computador, escribiendo, viendo tele, nada fuera de lo usual. Vale destacar que dormí profundamente hasta las 8, que fue cuando sonó la alarma para que me tomara el remedio. Me dio mucho sueño, así que la apagué y seguí durmiendo, sin tomar el remedio.
La siguiente vez que desperté, era la 1PM. Desayuné, me levanté, fui a almorzar, y comencé a prepararme psicológicamente para el día que se me venía: Tenía que ir a presupuestar preuniversitarios. El Cpech ofrecía un CD con facsímiles, así que iría a conseguir los facsímiles, y quería ver si el Dames realmente no daba becas, por lo que también tenía que ir a ver. Así que después de almorzar, y bajarle los sims a la prima de mis primos (que, coincidentemente, igual se llama Amanda), me eché bloqueador, tomé mis gafas de cuadros rojos y negros, tomé mi cartera, celular y pase escolar, y salí.
Llegué a Concepción a eso de las 5, después de un viaje en micro digno de Fantasilandia. Me bajé, caminé la cuadra que me separaba del Cpech. Obviamente, estaba repleto. Saqué número: 62. Miré la pantalla que mostraba los números. "Su turno: 34". Me senté a esperar. Intenté abrir Twitter en celular... No funcionó. Fuck my life.
Tras unos largos 15 minutos, en los que la pantalla seguía rezando "34", me aburrí, me paré y decidí ir al Dames. Estaba en San Martín con Caupolicán, y el Dames estaba en una calle dentro Tucapel, entre Chacabuco y Cochrane. O sea, me separaban seis cuadras en total. No era tanto. Caminé por San Martín hasta ColoColo, donde doblé para ir a Cochrane.
Iba a mitad de la cuadra, cuando vi un cartel que decía "Cpech". Me acerqué... ¡Era otra sede! ¡Y mucho más vacía! Ahora, pese a estar mucho más vacía, igual estaba llena. Sabía que el Cpech cerraba a las 8, pero no tenía idea a qué hora cerraba el Dames, así que partí para allá. Llegué, me dijeron que esperara en una salita.
Vale decir que estuve sus buenos veinte o treinta minutos esperando. No andaba con mp4, no andaba con un cuaderno, no andaba con un libro... ¡Ni siquiera andaba con una cartera desordenada para ordenar! Así que esperé... Y esperé...
Finalmente, Jaime Dames en persona llegó a la sala. Llamó a un montón de personas, y ninguna estaba ahí, así que, finalmente, me preguntó en qué andaba yo. Le dije que estaba cotizando, y me llevó a su oficina. Me pasó un folleto, me explicó las formas de pago y me dio los horarios. Me retó por haber ido tan tarde, y me preguntó si quería hacer un diagnóstico. Para irme "a la segura", elegí lenguaje.
Grave error.
Apenas leí la primera pregunta, me arrepentí de no haber elegido matemáticas. Al menos ahí sé cuando no sé la respuesta correcta. En lenguaje NUNCA estoy segura. Lentamente, llegué a la pregunta 45 de 50...
Una tipa llega a la sala de diagnósticos.
Tipa: Oye, estamos cerrando, ¿te falta mucho?
FFFUUUUU, ESTE TEXTO ES GIGANTE!!!!
Yo digo: No, 5 preguntas cortas no más :)
No tengo idea qué respondí. Era un texto de los romanos y el origen de las palabras y los campesinos y qué se yo. El punto es que terminé, lo entregué al Sr. Dames, me despedí, y me fui, ahora a la Caja de Compensación Los Andes, a retirar una solicitud de préstamos que mi mamá encargó. Cerraban a las 5:30... Eran las 6:30. El portero me pasó igual la hoja, me aclaró los horarios, le di las gracias y me fui.
De vuelta al Cpech. Compré una caja de jugo de naranja y fui a la Sede oculta en ColoColo, que estaba muchísimo más vacía. De partida, ahora había asientos libres. Así que me senté al lado de una señora. Me puse a revisar el papel del Dames, para ver bien los precios.
Señora: Acá es más barato.
Yo: Sí sé, pero quiero ver todas las opciones primero.
Señora: Yo ando en lo mismo con mi hijo (señala a un tipo poco mayor que yo). Hemos ido a todos lados.
Yo: Yo hoy día fui al Dames...
Señora: ¿Te hicieron diagnóstico?
Yo: SÍ, FUE HORRIBLE!
Señora: Mi hijo también lo dio. Dijo lo mismo.
Yo: Di el de lenguaje, los textos eran gigantes!
Señora: Sí, lo mismo dijo. ¿Tú diste la prueba este año?
¿Tengo pinta de salida de 4to?
Yo: No, no, pasé a cuarto este año.
Señora: Ah. Él la dio y dijo que era más fácil.
Yo: Sí, mis amigos dicen lo mismo. ¿Mucho género dramático, creo?
Señora: Sí, la revisé, fui examinadora...
Conversamos un poco más, acerca de que el Cpech no era tan terrible, que ella había tenido a su hijo ahí. Finalmente, la llamaron a que pasara a la siguiente sala y quedé sola.
Una gran falla del Cpech y el Dames, es que no tienen nada entretenido en las paredes. Lo bueno del Dames es que tiene revistas viejas, sillones cómodos y música clásica (hubo un momento que Sr. Dames me dejó sola en su oficina y me puse a intrusear la gran pila de CD's que tenía, donde reconocí a Mozart, Chopin, Beethoven y muchos CD's de "grandes serenatas/sinfonías en piano"). El Cpech no tenía NADA. Ni siquiera podía leer puntajes de corte de otros años, porque eso estaba afuera, y me arriesgaba a perder el turno. Me puse a contar los círculos del techo (eran 40). Creo que fue ahí que el tipo a cargo me consideró loca y se entró a su oficina.
Tras una larga espera, me hicieron pasar a la siguiente sala... Que resultó ser una sala de espera más grande y más entretenida. No, no había nada en las paredes, pero el lugar era más bonito, y podía escuchar como las otras personas cotizaban o, directamente, se matriculaban. Saqué varias preguntas que hacer cuando me tocara. La señora seguía ahí, pero ahora conversaba con su hijo. Consideré seriamente dormir un poco mientras esperaba, pero me contuve.
Llamaron a la señora... Y, finalmente, me llamaron a mí.
Realmente, no tengo idea por qué chucha se demoran tanto. Yo resolví la mitad de mis dudas escuchando las otras conversaciones, así que, para cuando me tocó, sólo pregunté cómo pagar, los horarios, las becas, cuándo eran los diagnósticos (lamentablemente, son la siguiente semana; si me matriculo ahí, debería ir el lunes, para que no me coincida con la venida de la DaniDani, ya que no quiero perder un día en ese lugar de nuevo), si realmente me entregaban los resultados, el material de apoyo, y, en menos de 10 minutos, ya estaba fuera de ahí (la Señora seguía ahí con su hijo).
Caminé a los tribunales. Pasé a la importadora China que hay al frente para ver a cuánto estaba el ramen. $700. Tenía $600. Bueno, crucé la calle, tomé la micro. Me disponía a cerrar los ojos y dormir, pero preferí revisar los papeles del Cpech primero.
Una señora sube y se sienta al lado mío. Sigo revisando los papeles. Tras leer todo, cierro la carpeta y me acomodo en el asiento. De reojo, veo como la señora aparta la vista de mi carpeta. Me dispongo a cerrar los ojos.
Señora2: ¿Te molesta si cierro la cortina?
Yo: No, no se preocupe (cierro la cortina)
Señora2: Gracias, es que me da alergia.
Yo: Sí, a mí igual.
Segundo grave error del día. Comenzamos a conversar. La señora era simpática y todo, pero realmente quería dormir. Me sorprendí al descubrir que nadie sabe en qué creen los masones. Al hacer las comillas al decir "maestro", ella realmente pensó que creían en el diablo. Dios.
En fin, se bajó a la entrada de Chiguayante. Consideré dormir, pero no, quedaban como 4 paraderos.
Finalmente, llegué a mi casa. Entré, muerta de sueño. Le conté a mi mamá lo que había hecho en el día...
Y mi mamá me sale con que podría hacer 2 ramos en el Dames y 2 ramos más en el Cpech. WTF. ¡¿PARA QUÉ QUIERO TOMAR BIOLOGÍA?!
Y luego me dice que mi abuela le encargó que fuera a Somos (¿Se acuerdan de la tienda de comida de mascotas, el Arca de Noe? Bueno, al lado) a comprar Helado de Piña, pero no quería ir. Así que me ofrecí a ir yo. Me dijo que era probable que no hubiera, y que tendría que ir al Unimarc. Estaba cansada. Y encontraba ridículo tomar una micro hacia allá. Y entonces se me ocurrió.
¿Ven esa bicicleta? Ahora imagínenla muy vieja, rosada, y con un canasto que se desarma. Y ahora piensen que la utiliza una niña flaca y baja de 9 años.
Esa era mi bici, y ahora la usa la Emi... Por lo que es más que obvio que, al decidir usarla, no consideré que el asiento me quedaría bajísimo. Pero no me importó. Me rehusaba a seguir caminando con ese calor, así que decidí usarla de todos modos.
Vale destacar que hace años que no ando en bicicleta, por lo que es más que obvio el porqué mi tata y mi mamá quedaron preocupados cuando salí. Pero es verdad: Uno no se olvida cómo andar en bicicleta. Así que anduve. Fue rico sentir la brisa contra la cara y ver cómo la gente camina más lento que tú. También fue divertido ver como algunos se reían ante mi clara inexperiencia en la bicicleta, o ante el antiguo modelo. En fin, llegué a Somos, y no tenían helado de piña, así que seguí pedaleando hasta el Unimarc. Llegué al lugar donde se dejan las bicis. Un tipo me ofrece cuidarla. Le digo que no, gracias, que andaba con candado. La dejo ahí y entro al unimarc. Tras recorrerlo entero (un tanto apurada, por miedo que alguien robara la bicicleta... Aunque no sé porqué alguien la robaría, si había un montón de bicicletas nuevas y mejores condiciones), encontré el helado de piña. Pagué, salí, saqué la bici, le di 150 al tipo que se me acercó a cobrarme igual (andaba con plata y con buen corazón, so...), y a pedalear de vuelta a la casa. Llegué, pasé el helado, me regalaron el vuelto, me duché (estaba hedionda, ¿y qué?), y decidí que quería jugo de naranja. Así que partí al Bigger, donde compré cuatro naranjas. Recordé que en la casa estaban haciendo papas rellenas, que no como, así que me compré una croqueta de pollo. Pagué, volví a mi casa, puse la hamburguesa en el refri, me hice jugo de naranja, lo tomé, me tiré en la cama un poco, con el netbook.
Me llaman a cenar. Me hago mi croqueta de pollo, unas papas duquesas, mi abuela me aliña una lechuga y bajo al patio a comer con todos. Como. Conversamos. Tomo un té.
Y aquí estoy. Quiero dormir. Y eso haré. Ni ahí con escribir. Mañana tengo que ir temprano al Dames a retirar los resultados. Me dijeron a las 9:30. Ni cagando. Voy a las 11. Buenas noches.

martes, 11 de enero de 2011

Quiero vivir en una palmera.

Bueno, bueno, me acordé de cuando durante las vacaciones de invierno me propuse escribir una entrada en el blog cada día, y creo que volveré a hacer lo mismo. ¿La motivación? Mi pequeña aventura del día de hoy.


A mi gato, el Billie (a quien pueden apreciar perfectamente en el banner), se le había acabado la comida. Así que, con el dolor de mi alma, decidí usar la plata que me quedaba de la navidad para irle a comprar comida. Me tomó todo el día decidirme (hacía un calor de mierda), y, al final, a eso de las cinco y tanto, me levanté, tomé la plata y me decidí a partir...
Vale decir que abrí la puerta de la calle y morí por el calor. Así que volví al interior de la casa, me eché bloqueador, tomé mis gafas de cuadros rojos y negros, y llamé a mi mamá al celular, para asegurarme que ella no podía pasar. Me dijo que estaba en el supermercado, comprando, pero que no había pillado cereal. Y me decidí: Ese día caminaría, iría al Unimarc a comprar cereal.
Así fue que volví a salir. Me encontré con mi mamá en el portón, me pasó plata para el cereal y comencé mi caminata al sur de Chiguayante, en dirección al unimarc. La instrucción de mi mamá fue "si no pillas comida para el Billie en el Arca [la tienda de comida de mascotas que queda dos cuadras antes del Unimarc], tomas una micro para el veterinario". Ok, ok, caminemos.
Pese a que el sol pegaba fuerte, el viento venía desde el sur, es decir, me llegaba directo a la cara. Gracias a eso, llegué al Unimarc (que quedaba mucho más lejos de lo que recordaba) sin morir tanto como habría muerto sin él. Llegué...
Este supermercado no se parece en nada al Bigger que está al frente de mi casa. De partida, es más grande... y aquí las cajeras no me conocen ni me saludan con una sonrisa, si no que con cara de lata y preguntándose el porqué me paseé tanto antes de entrar (la respuesta era que no pillaba la entrada para pasar de las cajas a los productos... al final pasé por las mismas cajas, ni ganas de dar vueltas). En fin, entré al super...
¿Dónde chucha están los cereales?
Busqué... Por suerte, me fui hacia la izquierda, porque estaban a ese lado. Entré al pasillo 10 (que tenía escrito "Cereales"), y, al fondo, pillé mis Quadritos de Avena. Los tomé, fui a la caja (al contrario del Bigger, aquí hay haaaaartas cajas, así que fue rápido), pagué, y me dirigí de vuelta a mi casa, para pasar por la tienda de comida de mascotas en el camino.
Así llegué al Arca de Noé....
No hay Cat Show Urinary.
O sea, que tendría que caminar tres laaaargas cuadras (equivalente a 2 y media cada una) hacia el veterinario una vez que llegara a mi casa....
Y el viento ahora me llegaba en la espalda, sin refrescar nada...
Resignada, comencé a caminar a mi casa, más lentamente que lo que caminé al Unimarc. Al llegar a la esquina, leo un cartel "CatChorros: Comida para perros, gatos, conejos y demás!". Ok, no perdía nada revisando. Doblé a la calle, caminé hasta la tienda y entré.
Era un local pequeño... De esos que si entras a mirar, tienes que dar una explicación de porqué te vas sin comprar nada, ya que, obviamente, te vieron entrar. Detrás del mostrador, había una tipa como de mi edad, quizás un poco menor, quizás un poco mayor. En fin, revisé la comida...
Ella: ¿Qué buscas?
Yo: CatChow?
Ella: Ahí hay!
Yo: No, no, ese no es urinary...
Obviamente, se me trabó la lengua.
Ella: ¿Qué?
Yo: Busco uno específico. No es ese.
Ella: Ah... ¿y ese?
Yo: No, ese es para gatos pequeños.

Así que, tras dar las gracias, me fui. Entré a la casa, dejé el cereal y, sin otra opción, partí al veterinario. Crucé la calle para irme por la sombra y caminé, a paso lento: El viento seguía llegándome por la espalda. Pasé por la gran palmera (¿qué se sentirá vivir en una palmera, como los pájaros que estaban ahí?), y , una cuadra después, llegué al veterinario, saqué la bolsa, lo llevé al mostrador... Y la señora que estaba sentada ahí, haciéndole cariño a un perro me dice que la encargada está atrás con el veterinario, no atendiendo, que tenía que esperar. Así que esperé, recuperando el aire e intentando no morir por el calor. Había una tipa con un perrito muy pequeño, y se quejaba porque no podía estar en el suelo... Y había un loro, que, de pronto, empezó a hacer "AAAH". Con la SeñoraQueLeHacíaCariñoAlPerro empezamos a molestar al loro, y seguía haciendo "AAAH", y a ratos hacía un "aaaaaaaaaah", como de comprensión .__. fue entrete :)
Finalmente, llegó la tipa a cargo de la comida. Costaba 6.700, le pagué con 7.000, me devolvió 200. Le dije, me pasó los otros 100. Como de costumbre, no había bolsa. Di las gracias, volví a ponerme las gafas y caminé a mi casa. Ahora sí había viento, así que caminé un poco más rápido.
Llegué a la casa, abrí la comida, le serví al Billie, busqué mi traje de baño, me lo puse, saludé a todos en mi casa y me tiré a la piscina con mi prima, quien ya estaba ahí. Estuve un ratito ahí, me salí, tomé once, me duché y aquí esoy, procrastinando. Y mejor me detengo para irme a escribir de una vez.
Sting, sting!