"Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un brzcito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda tdos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de ataneder a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio de la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con otros relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj."HISTORIAS DE CRONOPIOS Y FAMAS - JULIO CORTÁZAR
De todas mis manías (siendo manías mis problemas con el orden, la autoridad, el tiempo, la etiqueta, lo normal y muchas shets más), la manía con el tiempo está entre las peores. ODIO que me digan "llega a tal hora", porque me obligan a revisar la hora (digo la hora y no el reloj porque no uso reloj) cada cinco minutos para ver cuánto tiempo me queda para salir, pero odio más cuando digo "lo hago al tiro" y me hacen hacerlo ahí right now. I mean, "al tiro" es un término bastante relativo. Para mí es en cinco minutos más, no en medio segundo. But para la abuela es en ese mismo instante, por ejemplo. En fin, el tiempo es una shet, y pobre de quien me llegue a regalar un reloj alguna vez.